Una de las principales formas de amarnos de Dios es a través de las personas. Piensa en la persona cuyo amor te ha permitido conocer más profundamente el amor que Dios tiene por ti. Esta persona te ha renovado a través de su amor, trayéndote "alegría y consuelo" (Fi 7). Cuando tú estabas con esta persona, su amor era tan refrescante, fue como si Jesús mismo te renovara (cf. Mt 11:28). Cuando tú miras a su cara, tú sabes "Dios es Amor" (1 Jn 4:8, 16).

"Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3:16). Su amor por nosotros fue tan intenso que se encarnó en Jesús, para que Dios nos amara aún más íntimamente al asumir la carne humana. Dios nos ha amado a través de Jesús, y ahora su plan es "amarse unos a otros" (Jn 13:34). Para que podamos llevar a cabo su designio de amor, "el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones a traves del Espíritu Santo" (Rm 5,5). Ahora somos misioneros del amor de Dios, buscando activamente para renovar los corazones de los amigos y enemigos (Mt. 5:44) por nuestro amor.

Que el amor "sea la raíz y el fundamento de tu vida" (Ef 3:17). Que a través de tu amor, mucha gente "sea capaz de comprender plenamente, con todos los santos, la anchura y la longitud y la altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimenten ese amor que sobrepasa todo conocimiento" (Ef 3:18-19).

Rescripto:  †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012

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