El libro de Apocalipsis fue escrito cerca del final del primer siglo. Su mensaje dio consuelo y aliento a los cristianos que sufrían una persecución terrible de los emperadores romanos. En la primera lectura de hoy, un ángel del cielo anuncia la caída de Roma. Dios animó a los cristianos del primer siglo diciéndoles que habrá fin a la injusticia, la maldad, y la persecución (Ap 18:20). Si estás atrapado en una situación de opresión, el anuncio del fin de su difícil situación es una dulce noticia.

Tal vez estés tan atrapado en el pecado, adicción, un matrimonio difícil, con problemas financieros, criando a un hijo rebelde, en injusticia social, o con un trabajo sin salida donde no se puede ver la luz al final del túnel. Tal vez ni siquiera sabes que hay un final del túnel. Cuando no hay final a la vista, podría ser que el final está cerca. Debido a que aquel "que persevere hasta el fin" será salvado (Mt. 24:13) Satanás sin duda nos quiere hacer creer que no hay final a la vista. Si él puede tentarnos a creer que nuestra situación no tiene esperanza ni fin, él sabe que podemos caer más fácilmente en la desesperación y el abandono de Dios.

Jesús puede cambiar cualquier situación "en un instante, en un abrir y cerrar de ojos" (1 Cor 15:52). Él es nuestra esperanza. De hecho, Jesús es "el fin" (Ap 22:13), y "el fin" está cerca, "con [nosotros] todos los días hasta el fin" (Mt. 28:20). Por lo tanto, nunca pierdas la esperanza. "Los que esperan en [el Señor] no serán decepcionados" (Is 49:23).

Rescripto:  †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012

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