el máximo es el mínimo
"Él lo hará por temor a sentar las bases y luego no ser capaz de culminar el trabajo." —Lc 14:29
Nos gusta hacer las cosas tan fácilmente como sea posible, sacar el máximo partido de lo más mínimo. Por ejemplo, algunos católicos preguntan si tienen que ir a la confesión anual o si una misa en la tarde del sábado cuenta por la del domingo. Ellos no quieren participar en los sacramentos más de lo necesario.
Jesús enseñó que la vida cristiana se asemeja a la construcción de una torre o a luchar una guerra (Lc 14:28-31). Para tener lo que se necesita para hacer el trabajo, tenemos que poner a Jesús delante de todo el mundo, incluyéndonos a nosotros mismos (Lc 14:26). También tenemos que tomar la cruz del sufrimiento y abnegación todos los días (Lc 14:27; 9:23). Por otra parte, debemos renunciar a todas nuestras posesiones (Lc. 14:33). Reconocemos que el Señor es dueño de todo, sólo somos sus mayordomos (cf. Mt. 25:14ss.) Esta entrega total de todo al Señor es el mínimo requisito necesario para construir la torre y ganar la guerra de la vida cristiana.
El precio más barato para el reino de Dios es todo lo que tenemos (Mt. 13:44, 46). Dar a Dios menos que todo lo que tenemos no es ni siquiera mínimamente suficiente para entrar en el reino de Dios. Por el amor a Dios, dadle a Dios todo. Es lo menos que debemos hacer.
Oración: Padre, por amor a ti, que siempre quiera darte más.
Promesa: "Aunque mi vida deba ser derramada como una libación sobre el sacrificio y servicio de tu fe, me alegro de ello y me regocijo con todos ustedes". (Fil 2:17).
Alabanza: Alberto reza antes y después de las reuniones del Consejo Parroquial, días antes y días después.
Rescripto: †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012
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