"Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males." (1 Tm 6:10). "Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos." (1 Tm 6:9). No tenemos que tener dinero o ser ricos para estar atrapados...Hasta la persona más pobre que ama excesivamente al dinero y por ende quiere ser rico, está atrapada. Esta trampa surge de nuestros tesoros, cambiando y corrompiendo nuestros corazones. (Lc 12:34). Y luego desde lo más recóndito del corazón vienen las cosas malas (Mc 7:21), y la reivindicación de estos pecados es la muerte (Rm 6:23). Por ejemplo, el príncipe de Tiro era de "corazón arrogante" (Ez 28:2, 50). Su corazón engreído por el éxito financiero (Ez 28:4), le dio como resultado al príncipe de Tiro, ser lanzado a "la fosa, y en alta mar morir de una forma violenta. " (Ez 28:8).

"Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción" (1 Tm 6:9) y "algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sin sabores" (1 Tm 6:10). Mucha gente, ricos y pobres, se encuentran presos en esta mortal trampa. Piensa en todas las personas comprando tickets de lotería, intentando hacerse famosos o trabajando para ser millonarios. La mayoría de estas personas quieren ser ricos. Este mismo, es el deseo que los atrapa. "Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. (Mt 5:6) "Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia" (Mt 6:33). "No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mi" Flp 3:12).

Rescripto:  †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 22 de junio de 2012

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