amados y talentosos
"Poned vuestro corazón a los mejores dones. Ahora yo te mostraré el camino que supera todos los demás." —1 Corintios 12:31-13:1
El amor y los dones del Espíritu (carismas) van de la mano. Si tenemos carismas, como lenguas, profecía, el conocimiento, la fe, el ministerio, o el martirio, pero no tenemos amor, no ganamos nada (1 Co 13:1-3). Los dones sin amor están muerto (cf. St 2:26).
Sin embargo, esto no significa que debamos olvidarnos de los dones del Espíritu y concentrarnos en el amor. Inmediatamente después de que Pablo proclamó: "Hay en el final tres cosas que perduran: la fe, la esperanza y el amor, y la mayor de estas es el amor" (1 Co 13:13), él enseñó sobre el uso adecuado de las lenguas y la profecía. Agradeció a Dios que él hablaba en lenguas más que cualquier otro Corinto (1 Co. 14:18), y nos mandó a poner nuestro corazón, especialmente en el don de la profecía (1 Co 14:1). Por lo tanto, Pablo enseñó no sólo que los dones sin amor estaban muertos, sino que el amor sin dones deja algo que desear. El amor es una manera de describir el fruto del Espíritu (Ga 5:22). La fruta es el producto final. Sin el funcionamiento completo del Espíritu Santo, incluyendo los dones del Espíritu Santo, no tendremos frutos completamente desarrollados.
El amor es la atmósfera esencial para el uso correcto de los dones espirituales, mientras que el uso de los dones es un requisito previo para el desarrollo pleno del amor. Busca los dones del Espíritu en el amor y por amor.
Oración: Padre, que busque ambos, los dones y el fruto del Espíritu.
Promesa: "la sabiduría de Dios es justificada por todo el que la acepta." —Lc 7:35
Alabanza: San Genaro, mientras se desempeñaba como obispo, visitó a su amigo Sosio a la cárcel para darle aliento y así se convirtió en un mártir también. "No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos" (Jn 15:13).
Rescripto: †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 22 de junio de 2012
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