¿cual es tu orden?
Jesús "no les permitió hablar." —Lucas 4:41
Medir el tiempo es muy crucial para el orden de Dios. Los demonios en el Evangelio de hoy hablan la verdad, que Jesús es el Hijo de Dios, pero en el momento equivocado. Consecuentemente, Jesús reprocha a los demonios y no les permite hablar (Lc 4:41); ver también ( Hch 16:17-18). En otra ocasión, Jesús sanó a un leproso y le ordenó que no hablara acerca de la sanación (Mc 1:44). El leproso ignoró la advertencia de Jesús y, como resultado, los planes de Jesús fueron obstaculizados (Mc 1:45). Las palabras pronunciadas en el momento equivocado son destructivas. Aún cuando las palabras son verdaderas, la falta de orden indica propósitos destructivos más que constructivos. De hecho, hablar sin orden se deriva del orgullo y la tontería (Si 20:6).
Los Corintios también estaban sin orden. Unos años después de su conversión, todavía estaban peleando y envidiosos (1 Co 3:3), cuando han debido estar saliendo a hacer sacerdocio y "enseñando a otros" (Hb 5:12ff). Sus belicosas palabras estaban fuera de orden. Ese tipo de palabra es más comprensible en un fiel recién convertido, pero es inapropiada cuando es pronunciada años después de la conversión.
El Señor es un Dios de orden (1 Co 14:33). El envía al Espíritu Santo para enseñarnos que decir, como decirlo (Jn 12:49), y cuando decirlo (ver Mt 10:19). Busca el regalo de la profecía (1 Co 14:1), el cual muestra lo que Dios quiere que se diga en el momento en que El quiere. Hay "un momento para hablar" (Si 3:7). "Como manzanas de oro en bandejas de plata son palabras pronunciadas en el momento apropiado" (Pr 25:11).
Oración: Jesús, llévame hacia una nueva dimensión de Tu orden.
Promesa: "Cada uno recibirá su salario en proporción a su trabajo." 1 Co 3:8
Alabanza: Jack, un profesor de una escuela pública, es testigo de Cristo en silencio y ora por sus estudiantes.
Referencia: (Esta enseñanza fue suministrada por un miembro de nuestro equipo editorial).
Rescripto: †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 22 de junio de 2012
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