regresando a casa de la iglesia
"Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero" (Lucas 18:14).
Hoy, cuando salgas de la iglesia, ¿serás justificado? ¿O te marcharas triste? (Cfr. Mc 10:22). Nosotros somos justificados, perdonados y libres cuando servimos a Dios voluntariamente (Eclo 35:16). Es nuestra obligación asistir a Misa dominical, pero si nuestras peticiones aspiran a llegar al cielo, tenemos que servir a Dios sobre todas las cosas y personas (Eclo 35:16). ¿Vas a la iglesia algún otro día además del domingo? Si miramos esto como una obligación, sin el deseo de amar a Dios, saldrás de la iglesia igual que como entraste.
Pero cuando servimos al Señor, regresaremos a casa justificados y nuestras plegarias subirán hasta las nubes, si somos humildes (Eclo 35:17). Jesús, Dios mismo, se humilló, tomando la forma de ser humano (Cfr. Fil 2:7). Él se humilló hasta morir en la cruz por amor a nosotros. Él se humilla viniendo a nosotros en la Santa Comunión convirtiéndose en pan y vino. Si somos humildes, aceptaremos nuestros pecados y pediremos a Dios por su misericordia (Cfr. Lc 18:13), entonces comenzaremos una vida más humilde y justificada.
La voluntad y la humildad van a casa de la iglesia y de la casa al cielo justificados.
Oración: Padre, transfórmame, para estar disponible para lo que quieras transformar a través de mí.
Promesa: "He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia" (2 Ti 4:7-8).
Alabanza: ¡Aleluya! ¡Jesús ha resucitado y me resucitara de la muerte! ¡Aleluya!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de junio de 2013
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