Es un espléndido día soleado, pero yo estoy metido en un lugar interior. Estoy sentado en adoración ante mi Señor Jesús, quien está expuesto en su esplendor eucarístico. El clima está suave afuera, pero adentro la atmósfera es celestial. En este lugar de intimidad ante la presencia real de Jesús, muchos llegan a creer en Jesús (Cf Jn 10:42). En este lugar, los adoradores "…reconocerán y sabrán que el Padre está en [Jesús] y [Jesús] en el Padre" (Jn 10:38). En este lugar, el clima es perfecto para reconocer que Jesús es Dios.

En la adoración eucarística, somos mucho más agraciados que quienes realmente vieron a Jesús mientras caminaba en la tierra (véase Mt 13:16). Los judíos en el Evangelio de hoy vieron a Jesús cara a cara y aún los milagros que realizó (Jn 10:38), pero lo único que pudieron ver con sus ojos era que Jesús era simplemente un hombre (Jn 10:33). En dos días, recordaremos a esas multitudes que vieron a Jesús entrar en Jerusalén como Rey, pero que en menos de una semana gritarán: " ¡que sea crucificado!" (Mt 27:22).

Jesús una vez comentó "¡Felices los que creen sin haber visto!" (Jn 20:29). Sin embargo, Él, en su misericordia, ha previsto una manera para que nosotros le contempláramos, dos mil años después de caminar por la tierra (2Cor 3:18). Por lo tanto, "piensen en Jesús", (Heb 3:1) en Jesús Eucarístico. La próxima semana, la más santa de las semanas del año eclesiástico, visiten a Jesús en el Santísimo Sacramento. En esta ocasión para la fe, déjate llenar del "asombro eucarístico" (Ecclesia de Eucharistia #6).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 27 de septiembre de 2012

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