jesús y la iglesia
"Pero, si verdaderamente, viene de Dios, ustedes no podrán destruirlos y correrán el riesgo de embarcarse en una lucha contra Dios" (Hch 5,39).
La culminación del tiempo de Pascua es la fiesta de Pentecostés. Pentecostés celebra la venida del Espíritu Santo y el cumpleaños de la Iglesia. Cuando nos comprometemos con el Cristo resucitado y nos dejamos llenar del Espíritu, llegamos a amar la Iglesia (Cfr Ef 5,25). Ambos: el Espíritu y la Novia (la Iglesia) están de acuerdo (Ap 22,17).
Jesús amó a la Iglesia tanto que murió por ella (Ef 5,25). La Iglesia es el cuerpo de Jesús (Cfr 1Co 12,12). Si un miembro de la Iglesia sufre, Jesús sufre (1 Co 12:26). Al escuchar a la Iglesia, escuchamos a Jesús (Lc 10,16). Rechazar a la Iglesia, es rechazar a Jesús (Lc 10,16). Si luchamos contra la Iglesia, luchamos contra Jesús, quien es Dios (Hch 5,39). Si perseguimos a la Iglesia, Jesús pregunta: "¿por qué me persigues?" (Hch 9,4). Él se identifica con la Iglesia de esta manera porque la ama tanto.
Jesús está unido a la Iglesia. Ya sea al irnos contra la Iglesia, vamos contra Jesús. Si amas a la Iglesia, tú amas a Jesús. Ama la Iglesia como la ama Jesús (Ef 5,25) y estarás amando a Jesús.
Oración: Padre, dame la facultad de amar a la Iglesia a pesar de sus manchas y arrugas (ver Ef 5,27).
Promesa: "Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron…" (Jn 6,11).
Alabanza: El jefe le ordenó a Jaime, un guardia de seguridad en un banco, que no trajera al trabajo. Jaime respetuosamente se negó y siguió leyendo la Biblia durante su hora del almuerzo. Unos meses más tarde, el jefe de Jaime fue despedido.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de diciembre de 2012
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