manejando un conver-tible
"Y el Señor dijo: Oigan lo que dijo este juez injusto" (Lucas 18:6).
Cada día crece el número de personas que no respetan "ni a Dios ni a los hombres" (Lc 18:2). De forma convincente perpetúan y promueven grandes injusticias. Dicen: "Yo no temo a Dios ni me importan los hombres" (Lc 18:4). Son "egoístas, amigos del dinero, jactanciosos, soberbios, difamadores, rebeldes con sus padres, desagradecidos, impíos, incapaces de amar, implacables, calumniadores, desenfrenados, crueles, enemigos del bien, traidores, aventureros, obcecados, más amantes de los placeres que de Dios" (2 Tm 3:2-4). "… no se preocuparon por reconocer a Dios, Él los entregó a su mente depravada para que hicieran lo que no se debe. Están llenos de toda clase de injusticia, iniquidad, ambición y maldad; colmados de envidia, crímenes, peleas, engaños, depravación, difamaciones. Son detractores, enemigos de Dios, insolentes, arrogantes, vanidosos, hábiles para el mal, rebeldes con sus padres, insensatos, desleales, insensibles, despiadados" (Rom 1:28-31).
Estas personas son extremadamente peligrosas. Pueden matar, violar o mutilar sin sentir siquiera un ápice de culpa. En realidad, están llenos de miedo. Son como el juez injusto de la lectura del Evangelio de hoy, quien estaba lleno de pánico al pensar que la viuda indefensa en la sala de su tribunal terminaría agrediéndolo (Lc 18:5). Personas malvadas son siempre inestables. Como dijera san Agustín, sus corazones sólo tendrán reposo cuando descansen en Dios. Esto significa que estas personas no sólo son peligrosas sino que se pueden cambiar, y aún más podríamos hacerlos cambiar, incluso "conver-tirlos."
Algunas de las personas más malvadas del mundo están a punto de arrepentirse. Sé como Ananías, y ofrece una nueva vida en Jesús a los iracundos y temerarios Saules que encuentres (Ap 9:10).
Oración: Padre, úsame para alcanzar a aquellos más perdidos.
Promesa: "Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?" (Lc 18:8).
Alabanza: Michelle llevó su fe católica y opiniones a los debates de sus aulas universitarias.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014
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