la visión de navidad
Jesús les tocó los ojos, diciendo: "Que suceda como ustedes han creído". Y se les abrieron sus ojos. Entonces Jesús los conminó: "¡Cuidado! Que nadie lo sepa" (Mateo 9:29-30).
La iglesia nos prepara para la Navidad, narrando la sanación del ciego (ver Is 29:18; 35:5). Esto se aplica no sólo a los ciegos físicamente, pero especialmente a los que están ciegos espiritualmente, los cuales han sido cegados por la oscuridad del pecado (ver 1Jn 2:11) y "el dios de la edad actual" (ver 2 Co 4:4). La causa de la ceguera espiritual es el pecado, y nos liberamos de la ceguera espiritual con el arrepentimiento. Cuando pecamos, es como si tomáramos un cuchillo y apuñaláramos nuestros ojos con el (ver Is 29:9). Cuando nos arrepentimos y vamos a confesarnos, es como tener una operación en la cual se restaura nuestra vista.
El ciego, físicamente será capaz de ver a Cristo esta Navidad a través de los ojos de la fe, pero el que está ciego espiritualmente, no puede tener una verdadera Navidad, porque no pueden ver a Cristo. Ceguera espiritual es una condición especialmente patética no sólo porque no vemos ni a Cristo ni a la Navidad, sino porque ni siquiera vemos nuestra propia ceguera. Sólo la intervención de Jesús, nuestro Salvador, puede sanarnos. Di a Jesús: "Quiero ver" (Mc 10:51). Jesús te sanará y te dará el regalo de poder descubrir y vivir la Navidad.
Oración: Padre, pueda yo ver a Jesús presente en la Santa Comunión, para que así desee recibirlo diariamente en la Misa.
Promesa: "Los espíritus extraviados llegarán a entender" (Is 29:24).
Alabanza: Max, aunque físicamente ciego y asustado, aceptó a Jesús como su Salvador en su lecho de muerte.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 14 de agosto de 2014
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