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"Si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo" (Marcos 9:45).
Jesús nos manda sacar un ojo, cortar una mano o un pie bajo dos circunstancias. Jesús no quiere decirnos literalmente que nos mutilemos, sino más bien Él hace énfasis en que debemos llegar hasta extremos para resistir las tentaciones, por ejemplo de pecar sexualmente o de oponerse al ministerio de otro (Mc 9:39-47).
La mayoría de nosotros nos sorprendemos por estos énfasis porque no creemos que una mirada impura o una reacción negativa al ministerio de otros sea el peor de los pecados imaginables. Sin embargo, debemos apartar nuestras ideas y tomar las prioridades de Jesús. No debemos ni siquiera mencionar o hacer alusión al pecado sexual. Nuestra "santidad prohíbe hacer esto" (Ef 5:3). Además no debemos estorbar, criticar o murmurar acerca de los ministerios de otros cristianos, incluso si son de una denominación o formación teológica diferente. Debemos oponernos a las herejías, pero siempre animar a los que ministran en el nombre de Jesús aunque no sean compañeros nuestros (Mc 9:38 y siguientes). Debemos estar más dispuestos a cortar nuestras lenguas y mutilar nuestros cuerpos físicos que mutilar el cuerpo de Cristo diciendo una palabra desalentadora sobre otro ministerio cristiano.
Oración: Padre, que esté dispuesto a sacrificarme antes de sacrificar al Cuerpo de Cristo.
Promesa: "Pero Dios rescatará mi vida, me sacará de las garras del Abismo" (Sal 49:16).
Alabanza: La aceptación tranquila de Teresa de su sufrimiento transformó su asilo de ancianos.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 8 de augusto de 2013
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