¿viejo para la perfección?
"Protégeme, porque soy uno de tus fieles, salva a tu servidor que en ti confía" (Salmos 86: 2).
David tenía cerca de los cuarentas cuando cometió adulterio con Betsabé y organizó todo para que su marido fuera asesinado. Podría llamarse la crisis de la mediana edad. Varios años más tarde, cuando David estaba en sus cincuentas o sesentas, su hijo Absalón trató de apoderarse del reino y matar a su padre. Cuando Absalón murió en la batalla, David se lamentó: "¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Ah, si hubiera muerto yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío!" (2 Sm19: 1).
Éste es el mismo hijo con quién David no pudo hablar durante cinco años (ver 2 Sm13:38 y 14:28). Más aun verdaderamente David perdonó y seguía perdonando a Absalón. Él lo amaba incondicionalmente. David pasó de ser lujurioso y asesino en la mediana edad a un amoroso, indulgente, santo en la edad adulta. David todavía necesitaba mucha más purificación y crecimiento en santidad, pero permitió que el Señor lo transformara significativamente.
Jesús "iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres" (Lc 2:52). ¿Qué tal usted? Todos crecemos en edad, ¿pero en sabiduría y gracia? ¿Te has arrepentido y has perdonado? ¿Has dejado atrás los pecados del pasado? ¿Estás creciendo "plenamente unido a Cristo" (Ef 4:15)? Maduremos; pero no sólo en edad.
Oración: Padre, que toda mi atención esté en Jesús, a medida "que olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante" (Fil 3:13).
Promesa: "La tomó de la mano y le dijo: 'Talitá kum,' que significa, '¡Niña yo te lo ordeno, levántate!' Enseguida la niña que tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar" (Mc 5: 41-42).
Alabanza: Norman, un adolescente, invitó a su padre y abuelo para que lo acompañaran en un retiro para hombres. Juntos, recibieron a Jesús en Palabra y Eucaristía.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 8 de augusto de 2013
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