Joel proclama, que Dios tendrá compasión frente a nuestros pecados (Rom 6:23), si volvemos a Él de todo corazón (Jl 2:12). La Iglesia nos invita a implorar a Dios para que tenga piedad de nosotros (Sal 51:3), perdone nuestros pecados y nos lleve de nuevo a Él.

Dios también nos implora a que dejemos atrás lo que nos impide entrar a la Cuaresma con todo nuestro corazón. El Profeta nos invita a que "volvamos a Él ", dejando atrás incluso aquellas que pudieran ser buenas (Jl 2:16). Dios nos llama a "dejar el pecado y creer en el Evangelio." No ha de ser un simple giro contrario a cosas mundanas, sino el que nos lleva a Dios nuestro Señor.

El despojarse de lo que nos impide vivir en santidad y regresar a la vida de Dios nos debe llevar al arrepentimiento. Durante la Cuaresma, participemos con mayor frecuencia enfoquémonos en el Sacramento de la Reconciliación. Con sincero pesar, arrepintámonos de nuestros pecados, confesémoslos al Señor, y que Él perdone la culpa de nuestro pecado (Cfr. Sal 32:5). Arrepintámonos de regresar a la forma de vida del mundo y de las preocupaciones de la carne. Volvamos a Él (Jl 2:13). Entreguémonos por completo en esta temporada de regreso y arrepentimiento y volvamos a ceder. El Señor dice: "vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos. Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios" (Jl 2:12-13).

Este año, no vivan los días de Cuaresma sin pensar. Aprovechen la oportunidad para cambiar, arrepentirse y regresar al Señor.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 8 de augusto de 2013

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