fe incuestionable
"¿Ahora creen?" (Juan 16:31).
Doce hombres de Éfeso decían ser creyentes (ver Hch19:2). Pablo dudaba ya que parecía que ellos no habían recibido al Espíritu Santo. Resultó que no eran creyentes de Jesús sino de Juan el Bautista. Por lo que Pablo les explicó sobre Jesús, los bautizo y les impuso las manos (Hch 19:5-6). "El Espíritu Santo descendió sobre ellos y comenzaron a hablar en lenguas y a profetizar" (Hch19:6). Entonces ya no había duda de que eran creyentes en Jesús.
Los discípulos de Jesús afirmaban que Jesús venía de Dios (Jn 16:30). Sin embargo, Jesús sabía que muy pronto ellos se dispersaría, dejándolo completamente solo (Jn16:31-32). También nosotros estamos dispersos y divididos en miles de denominaciones y divisiones. Aunque tenemos la posibilidad de orar, recibir la Comunión, leer la Biblia, o participar en la comunidad con nuestros hermanos y hermanas en Cristo; nosotros dejamos a Jesús solo. Igual que sucedió a los Apóstoles.
A través de esta novena de Pentecostés, queremos recibir al Espíritu Santo de la unidad (ver Ef 4:3) y del poder. Entonces Jesús no tendrá que cuestionar nuestra fe. Y de ese modo Él podrá decirnos: "¡Qué grande es tu fe!" (Mt 15:28).
Oración: Espíritu Santo, produce en mí el fruto de la Fe (Gal 5:22). Haz que mi Fe, en lugar de mis dudas, dé testimonio a aquellos que me conocen.
Promesa: "Les digo esto para que encuentren la paz en Mí. En el mundo tendrán que sufrir; ¡pero tengan valor!: yo he vencido al mundo" (Jn 16:33).
Alabanza: Se dice que san Marcelino no sólo convirtió a su carcelero y a la familia de su carcelero, sino también a su verdugo.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2014
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