la paz y el castigo
"¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!" (Mateo 8:25).
En su infinita justicia el Señor advierte del castigo a los que pecaron, especialmente a los que Él favorecía (Am 3:2). A algunos de nosotros hemos experimentado serios reveses, pero aun así no hemos vuelto al Señor (Am 4:11). Así que ahora el Señor viene a atender nuestra situación (Am 4:12). Tenemos que prepararnos para encontrarnos con nuestro Dios (Am 4:12).
¿Cómo liberarnos del "salario del pecado"? (ver Rom 6:23):
- Arrepentirnos; El Señor quiere ofrecernos su misericordia en vez de ejercer justicia, pero debemos arrepentirnos.
- "Convencer a los que tienen dudas para librarles del fuego" (Jud 22-23).
- Creer en Jesús. Él puede enfrentarse a la peor tormenta y convertirla en "una gran calma" (Mt 8:26).
"Habrá entonces una gran tribulación, como no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. Y si el Señor no abreviara ese tiempo, nadie se salvaría; pero lo abreviará a causa de los elegidos" (Mc 13:19-20). Jesús nos asegura: "No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí" (Jn 14:1). Jesús nos promete: "Les digo esto para que encuentren la paz en mí. En el mundo tendrán que sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo" (Jn 16.33). ¡La paz!
Oración: Dios padre, en Ti confiaré – pase lo que pase.
Promesa: "Mira cómo voy a tratarte, Israel; y ya que te voy a tratar así, prepárate a enfrentarte con tu Dios" (Am 4:12)
Alabanza: Beato Junípero salió de su "hogar" para guiar a seis mil indígenas norteamericanos a su verdadero hogar.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2014
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