¡viva la diferencia!
"¿Cuándo pasará el novilunio?" (Amós 8:5).
Como los devotos en tiempos de Amós, muchos hoy piensan: "¿Cuándo terminará este acto litúrgico? Entonces puedo:
- mirar los juegos de pelota,
- ir a ver una película,
- contarle a mi vecino cuánto me disgustan las homilías del sacerdote,
- conseguir algo para comer,
- hacer lo que quiero o
- recordarle a Dios "el sacrificio que significa estar hoy en la iglesia".
Después de prestar atención y hacerle caso al llamado de Jesús para "aprender qué significa: 'Yo quiero misericordia y no sacrificios' " (Mt 9:13), entonces nuestra devoción cambia. Durante la Misa, pensamos: "Cuando el acto litúrgico pase, puedo:
- decirle a mi familia cuánto los amo,
- compartir a Jesús con mis vecinos, incluso con los marginados (Mt 9:10),
- agradecer y dar ánimo al sacerdote (ver Heb 13:17),
- seguir a Jesús (Mt 9:9),
- mostrar misericordia a alguien que me hirió (Mt 9:13), y
- permitirle a Dios que sepa "lo agradecido que le estoy por su misericordia conmigo".
¿Se dan cuenta de lo que Jesús quiere decir cuando señala la diferencia entre la misericordia sentida y el sacrificio?
Oración: "Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo."
Promesa: "Felices los que cumplen sus prescripciones y lo buscan de todo corazón" (Sal 119:2).
Alabanza: Santa Isabel no esperó a que su esposo la tratara bien para amarlo. Ella lo quiso aún con todas sus faltas y pecados.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2014
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