dámelo todo
"Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente" (Mateo 13:58).
Si sólo vemos milagros ocasionalmente en nuestra vida, es probable que nos falte la fe. Si sólo vemos la conversión de unas pocas personas en varias semanas (ver Hch 17:34), también debemos preguntarnos la razón, si sabemos que el Señor nos quiere dar una gran cosecha de conversiones cada día (Hch 2:47). Si nunca vamos más allá de tratar de mover montañas con nuestra poca fe (Mt 17:20), debemos arrepentirnos de no dejar crecer la semilla de la fe. Con nuestro cristianismo tibio y diluido, aquello que se ve en la Biblia como fracasos nos puede parecer unos éxitos. Sin embargo, no debemos quedar satisfechos con nada menos que con el cumplimiento pleno de las promesas de Dios y la vida en abundancia (Jn 10:10).
El Señor nos ha prometido infinitamente más de lo que podemos pedir o pensar (Ef 3:20). Por lo consiguiente, no debemos esperar menos. El Señor nos prometió: "lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman" (1Co 2:9). Si lo amamos, debemos esperar y recibir lo invisible, lo inaudible y lo inconcebible. "El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?" (Rom 8:32).
Oración: Padre, que yo te permita hacer en mi todo lo que quieras.
Promesa: "Pero mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable: respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad" (Sal 69:14).
Alabanza: Cuando era joven, san Alfonso y su padre asistían juntos a retiros espirituales. Esa semilla rindió gran fruto más luego al llegar Alfonso a ser Obispo y Doctor de la Iglesia.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014
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