zona de peligro
"Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna" (Mateo 19:29).
Es difícil que un rico entre en el Reino de Dios (Mt 19:23). Jesús proclamó: "Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos" (Mt 19:24). En efecto, es humanamente imposible que un rico pueda salvarse "pero para Dios todo es posible" (Mt 19:26). Entonces, sería muy sensato no querer tomar el riesgo de ser rico, a menos que Dios insista en ello.
¿Eres rico? Probablemente no te consideras rico. Pero si te comparas con los pobres de otros países del mundo, somos personas realmente bendecidas. Algunos de nosotros hemos prosperado económicamente y esta prosperidad nos hace sentir seguros. Es esta confianza en la "seguridad" de las riquezas lo que nos tienta a sentir que no necesitamos de Dios. Aspirar a vivir de forma sencilla, hacer cambios para simplificar nuestro estilo de vida, son algunas formas concretas de vivir la pobreza del Evangelio. Es posible hacer un voto de pobreza. De esta forma podemos aliviar el peligro de sucumbir a la idolatría del dinero y perder nuestras almas. Aun así, a un reducido grupo de personas Dios no les permitirá ser pobres y ellos tendrán que lidiar diariamente con este reto. No obstante, si administran humildemente las posesiones de Dios, pueden recibir la gracia de la Salvación. ¡Gente rica, aléjense del peligro o sean extremadamente cuidadosos!
Oración: Padre, abre mis ojos para poder reconocer los signos de advertencia antes de que sea muy tarde.
Promesa: "Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros" (Mt 19:30).
Alabanza: San Juan fue un confesor intuitivo que logró convertir a numerosos pecadores al arrepentimiento y la santidad. Poseía una unción especial para guiar personas al Sagrado Corazón de Jesús.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014
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