cambiando para ser inmutable
"Pero después se arrepintió y fue" (Mateo 21:29).
La persona virtuosa que se aparte de la "justicia y comete el mal", morirá (Ez 18:26). Después que le digamos a nuestro Padre celestial que trabajaremos en Su viña (ver Mt 21:28ss), nunca debemos cambiar nuestra mente. Jesús dijo: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios" (Lc 9:62). Después que le decimos al Señor, a nuestros esposos, a nuestros hijos, a nuestras familias, a nuestros hermanos en Cristo; e incluso a nuestros enemigos que les amamos, nunca debemos cambiar.
Para nunca cambiar nuestra fe y amor, tenemos que cambiar unas cuantas cosas. Si no cambiamos y nos arrepentimos de nuestros pecados, estos pecados nos harán peores. Si no cambiamos y nos reconciliamos con los que no hemos perdonado, el veneno del orgullo cambiará, pervertirá y destruirá nuestro amor por Dios, por nuestros esposos, nuestras familias, etcétera. Si no permitimos que Dios cambie algunas costumbres en nuestras vidas, nos esclavizaremos y seremos obligados a cambiar lo que nunca se debe cambiar.
Nuestra fe y amor en Cristo nunca cambiará, si dejamos que Dios haga cambios en nuestras vidas. Cambia para que te vuelvas inmutable.
Oración: Padre, por tu gracia, ayúdame a cambiar las cosas que me alejan de tu amor.
Promesa: "Al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: «Jesucristo es el Señor»" (Fil 2:10-11).
Alabanza: ¡Alabanzas a Jesús, Piedra inmutable (ver Mal 3:6) y resucitada de mi salvación!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014
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