guardapolvo
"Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies" (Mateo 10:14).
Recuerda, hombre, que somos polvo (Gn 3:19) y que tendemos a recoger polvo mientras luchamos por la vida. Cuando anunciamos las buenas nuevas del Reino de Dios, frecuentemente somos rechazados y perseguidos. Naturalmente sentimos resentimiento, desánimo y rencor. Sin embargo, debemos sacudirnos este polvo dañino o no seremos capaces de servir en el reino de Dios.
Por medio del perdón y la sanación, permitimos que el Señor nos limpie. Por ejemplo, José casi fue asesinado por sus hermanos. Eventualmente, lo vendieron como esclavo. Después, José fue acusado falsamente de una violación, por lo cual fue sentenciado a años de prisión. Después de trece años de esclavitud y prisión, José podía estar cubierto de polvo, un polvo de vengaza. Sin embargo, milagrosamente, José perdonó a sus hermanos (ver Gn 45:5) y a muchos otros. Él estaba desempolvado, limpio, sano y victorioso.
Jesús estuvo colgado de la cruz cubierto de polvo y de mugre. Sin embargo, por dentro, Él estaba limpio, inocente y sin mancha. Incluso, Él oró: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23:34).
El Señor quiere limpiarte. Ve a la confesión, perdona, sacúdete el polvo, y libérate.
Oración: Padre, quita el polvo que está afectando mi respiración en el Espíritu.
Promesa: "Por el camino, proclamen que el reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios" (Mt 10:7-8).
Alabanza: San Agustín Zhao Rong fue un soldado que se convirtió a la fe católica mientras prestaba servicio de escolta a un obispo francés. Llegó a ser sacerdote y propagó el evangelio hasta que fue arrestado. Murió como mártir estando en prisión.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de febrero de 2015
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