salten cuando les ordene
"Jesús dijo: 'Sígueme' " (Lucas 9:59).
Jesús nos llama a seguirlo, no según nuestros términos sino los suyos. Él no predica un evangelio de prosperidad. En verdad, Jesús no nos promete un techo sobre nuestras cabezas. Los zorros y los pájaros tienen mejores "beneficios" que nosotros (Lc 9:58).
Además, Jesús no nos permite decidir nuestro propio ritmo, sino que nos manda saltar cuando diga "Salten". "Éste es el tiempo favorable" (2 Co 6:2), y no tenemos tiempo para enterrar a nuestros padres o despedirnos de nuestra familia (Lc 9:60-61).
Jesús exige "todo" de nosotros. Sería irracional para cualquier otra persona pedir dichas demandas. Pero un Salvador crucificado, atravesado con clavos, coronado de espinas, tiene el derecho de esperarlo todo ya. El primer mandamiento es: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu" (Lc 10:27). Después de lo que Jesús hizo por nosotros al convertirse en hombre y morir en la cruz, ¿cómo podemos darle algo menos que todo? Lo menos que podemos hacer es lo máximo que podemos hacer por Él. Nuestro mayor privilegio es ser esclavo de Jesús (Col 3:24). Hemos contraído una deuda eterna con Él por el honor de servirle a Él. ¡Gracias, Jesús!
Oración: Jesús, dame el privilegio de trabajar y morir por Tí. "El asunto más grande en toda mi vida es servirte a Ti".
Promesa: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios" (Lc 9:62).
Alabanza: San Jerónimo pasó cuatro años en el desierto, aprendiendo la Palabra de Dios en soledad y oración.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 14 de abril de 2015
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