ir a los extremos
"¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!" (Marcos 4:23).
Hay ocasiones en que lees las Escrituras y recibes una revelación, una bendición, un estímulo, una fuerza o una esperanza. Una forma concreta de compartir este regalo es compartirlo con otros. "Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente" (Mt 10:8). "La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía" (Mc 4:24). Cuanto más compartas la Palabra de Dios, tanto más recibirás. Si tú no compartes lo que recibes, lo poco que tienes "se le quitará" (Mc 4:25).
La Biblia y hasta este libro, Un Pan, Un Cuerpo, es posible que adquiera un gran significado para tu vida espiritual. Por el contrario, puede que te moleste, te aburra o simplemente sientas la urgencia de dejarle a un lado. Esto lo podemos ver en la actitud que la gente tiene hacia la Biblia. Por lo general, la aman o la odian. Algunos dicen que la Biblia es la Palabra de Dios, el libro más grande de todos los tiempos; la revelación del amor de Dios. Ellos han recibido tanto de la Biblia "y más". Otros ven la Biblia como una mezcla arcaica, confusa y anticuada de un folclore anticuado. Si alguna vez tuvieron apreciación por la Biblia, ya la han perdido. Comparte la Palabra para que no la pierdas.
Oración: Padre, permíteme sembrar con generosidad y cosechar abundantemente (2 Co 9:6).
Promesa: "Con tu bendición la casa de tu servidor será bendita para siempre" (2 Sm 7:29).
Alabanza: Santo Tomás vivió con singular pureza y siguió a Jesús, el Cordero, toda su vida (ver Ap 14:4). Él compartió todo lo que aprendió del estudio de las Escrituras, y el Señor Jesús le mostró ricas visiones de Sí Mismo como su recompensa.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 24 de augusto de 2015.
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