Jesús nos ordena ser puros así como Él (1 Jn 3:3). Esto significa que nuestros modelos de pureza no son los del mundo, sino las normas de Jesús. Jesús, sin dudas, condena el adulterio (Mt 14:4), la fornicación (Ap 21:8), la esterilización (ver Gn 1:28), la contracepción, los actos homosexuales (Rom 1:27), la masturbación (ver Gn 38:9), la pornografía, y todos los otros pecados sexuales. Sin embargo, las normas de Jesús sobre pureza sexual están enfocadas, principalmente, no solo en vencer estas tentaciones sino en resistirnos a las fantasías sexuales.

Jesús nos dice claramente y sin rodeos: "Ustedes han oído que se dijo: 'No cometerás adulterio'. Pero yo les digo: El que mira a una mujer con lujuria, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti" (Mt 5:27-29). A causa de la televisión y el internet, somos continuamente tentados más que ninguna otra generación en la historia, hacia el pecado por medio de las fantasías sexuales. Durante el verano, nos vemos expuestos a más tentaciones. Debemos hacer lo que sea necesario para resistir las fantasías sexuales, aunque esto signifique arrojar nuestros televisores y desconectarnos de internet. Sé puro como Jesús (1 Jn 3:3).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de febrero de 2016.

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