El siervo que recibió los cinco talentos temía a su amo de la manera correcta. Este temor saludable es evidente, porque al recibir lo que su amo le encomendó, "inmediatamente" se puso a trabajar en nombre de su amo (Mt 25:16). Este siervo tenía un espíritu de "temor del Señor", y este miedo le hizo "deleitarse" (Is 11:2-3) al recibir los regalos del amo y poder responder con un servicio "bueno y fiel" (Mt 25:21).

El siervo que recibió un talento temía a su amo de una manera equivocada. Este temor es evidente, porque al recibir lo que su amo le confió, tuvo miedo de cometer un error "por miedo" de ser castigado (Mt 25:25). Este siervo tenía un temor egoísta, no centrado en el amo.

Si Dios nos llama a una tarea, Él nos da la gracia para realizar la tarea. Debido a Escrituras desafiantes como estas, podemos estar tentados a "temer" el éxito en la obra de Dios ya que Él ha dejado claro que el éxito conduce a mayores responsabilidades (Mt 25:21). Jesús nos dice: "No temas, basta que creas" (Mc 5:36). Jesús deja absolutamente claro que mayores responsabilidades están acompañadas de mayor gracia (ej. Mt 25:29). El Señor nunca envía a nadie sin antes prepararlo y equiparlo para su servicio. Jesús nos confía grandes regalos y grandes tareas. Podemos responder al Señor con alegría y temor exclamando: "has confiado en mí" (Mt 25:22), o de mal humor y con temor diciendo: "¡Qué fastidio!" (Ver Mal 1:13) Elige el temor correcto.