viviendo el cambio
"Seríamos falsos testigos de Dios" (1 Corintios 15:15).
La resurrección de Jesús de entre los muertos es el evento central de nuestra fe. Nuestra respuesta a la resurrección de Jesús causa una diferencia total en el mundo alrededor de nosotros. Si no vivimos como personas resucitadas, viviendo una vida resucitada a lo máximo (Jn 10:10), cuya existencia entera se haya transformado, entonces no parecemos diferentes a los del mundo.
Satanás no pudo impedir la resurrección de Jesús de entre los muertos. Por lo tanto, ahora Satanás y sus demonios no tienen más remedio que tratar de impedir que las personas lleven una vida resucitada en Cristo. Si él puede conseguir que dejen de vivir "la radical novedad cristiana que deriva del Bautismo" (Los fieles laicos, 10, Papa san Juan Pablo II), Satanás habrá logrado en mucho su propósito. Cuando los cristianos viven una vida apática y sin fe, el mundo ve que la resurrección no causa ninguna diferencia práctica y decide que esta vida es todo lo que hay.
Sin embargo, cuando nosotros cristianos permitimos que la resurrección de Jesús nos llegue al alma, nos encontramos con el Jesús resucitado, recibimos el Espíritu Santo y cambiamos nuestros estilos de vida a uno resucitado, el cambio no se puede ocultar. Puede ser que el mundo no lo crea, pero ellos no podrán dejar pasar el regocijo y los cambios sin notarlos. Renunciamos al sexo extramatrimonial, la codicia por el dinero y los placeres pecaminosos. Irradiamos alegría, amor, paz y valor. El mundo llegará a percibir que vivimos creyendo en Jesús resucitado.
Oración: Padre, "todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús" (Fil 3:8).
Promesa: "Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos" (1 Co 15:20).
Alabanza: San Cornelio predicaba que se debe reincorporar a los pecadores arrepentidos en los Sacramentos, después de oponerse a esto.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).