Mateo era un recaudador de impuestos. Para un judío, este era posiblemente uno de los trabajos más despreciables (ver Mt 18:17). Los recaudadores de impuestos generalmente perpetraban violencia e injusticia contra los pobres. Sin embargo, peor que eso, ellos se vendían al enemigo, los romanos. Más aun, su asociación con los romanos los hacían impuros. Por tanto, los recaudadores de impuestos renunciaron a su participación en la comunidad judía y a su culto.

Debido a todo esto, un buen judío no saludaba o se asociaba con un recaudador de impuestos. Para comer con un recaudador de impuestos, y llamarlo a convertirse en un discípulo, sería casi como blasfemo para un buen judío. Por lo tanto, el llamado de Jesús a Mateo para convertirlo en un discípulo, fue algo así como una revelación asombrosa de la gracia de Dios o nada menos que una abominación ante Dios.

La vocación y conversión de Mateo es una declaración radical de que:

• Dios puede convertir el corazón más duro (ver 1 Tim 1:15-16).

• "Nada es imposible para Dios" (Lc 1:37).

• "La misericordia se ríe del juicio" (Stg 2:13).

• La gracia supera el pecado (Rom 5:20).

• Dios elige a los despreciados (1 Co 1:28).

• Donde hay vida, hay esperanza.

Alégrate, porque hoy es la fiesta de san Mateo, un día de misericordia y esperanza.