un asunto real
"Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios" (Lucas 2:27-28).
Algunos judíos ortodoxos tienen la costumbre de usar el nacimiento de un niño como una ocasión para hablar sobre la venida del Mesías. Un pariente mayor tradicionalmente comienza la conversación con la pregunta: "¿Podría este bebé ser el Mesías?" Entonces varios parientes se refieren elocuentemente sobre la venida y las glorias del Mesías.
Algunas personas pudieron haber pensado que Simeón y Ana solo estaban participando en esta conversación tradicional cuando hablaban del Niño Jesús "a todos los que esperaban la redención de Jerusalén" (Lc 2:38). Simeón y Ana quizás insistieron aún más vehementemente en que Jesús era "luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel" (Lc 2:32). Sin embargo, la gente puede haber pensado que esto era parte del juego. Entonces Simeón y Ana habrían tratado de decirles que esto no era un ritual, sino un asunto real. ¡Este Bebé era el Mesías!
Nos enfrentamos a una situación similar en nuestros días. Cuando proclamamos a Jesús como Mesías y Señor, la gente piensa que esto es meramente un juego religioso y la prédica normal de la Iglesia. Sin embargo, como Simeón y Ana, debemos estar llenos del Espíritu Santo y proclamar que esto es un asunto real. Jesús es el Mesías. La Navidad es real. Dios se ha hecho hombre. Somos salvos. Jesús es Señor y Dios.
Oración: Padre, que nuestra vida familiar sea tan santa que grite que Jesús es el Mesías.
Promesa: "Él se acuerda eternamente de su alianza, de la palabra que dio por mil generaciones" (Sal 105:8).
Alabanza: Alabemos a nuestro Dios "Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y la tierra" (Ef 3:14-15).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.
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