la disciplina del amor verdadero
"No desprecies la corrección del Señor" (Hebreos 12:5).
Para luchar contra el pecado, necesitamos ser tan decididos que mejor morimos antes que pecar (Heb 12:4). A menudo el Señor nos da la gracia de la determinación por medio de la disciplina. La disciplina vendrá en forma de "azotes" (ver Heb 12:6-7). En consecuencia, "en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia" (Heb 12:11). Por lo tanto, "no desprecies la corrección del Señor" (Heb 12:5).
Si verdaderamente amamos a la gente, vamos a odiar el pecado porque el pecado es muy perjudicial para las personas. Para resistir el pecado, necesitamos la disciplina del Señor. Por lo tanto, el verdadero amor implica que recibimos la disciplina del Señor. No puede haber amor verdadero sin disciplina.
Sin embargo, "la sabiduría hace honor a su nombre y no se manifiesta a muchos" (Eclo 6:22). No obstante, "Sigue sus huellas y búscala: la sabiduría se te dará a conocer, y una vez que la poseas, no la dejes" (Eclo 6:27). "Su yugo será un adorno de oro y sus cadenas, un tejido de jacinto. Te revestirás de ella como de un manto de gloria y te la ceñirás como una corona de júbilo" (Eclo 6:30-31).
Como discípulo del Señor, acepta y no desdeñes la disciplina del Señor del amor.
Oración: Padre, ámame al aceptar Tu disciplina.
Promesa: "Como un padre cariñoso con sus hijos, así es cariñoso el Señor con sus fieles" (Sal 103:13).
Alabanza: Jorge puso una cita de la Biblia en sus tarjetas de negocios y cheques.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.
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