soporta todo para difundir el evangelio
"Yo ordené que [Pablo] lo dejaran bajo custodia hasta que lo enviara al Emperador" (Hechos 25:21).
El objetivo de Hechos de los Apóstoles es que el mensaje del Evangelio llegué hasta los confines de la tierra. En Hechos se considera a Roma, la capital del Imperio Romano, como "los confines de la tierra" (Hch 1- 8). Los últimos siete capítulos de los Hechos registran una serie de eventos muy desagradables que llevaron a San Pablo a Roma. Para que el Evangelio llegue a Roma, Pablo tuvo que soportar grandes sufrimientos. Pablo pagó el precio de dos años adicionales en prisión para que el Evangelio pudiera ser escuchado por los más altos funcionarios del Imperio Romano. Sin embargo, Pablo se regocijó porque sus sufrimientos personales se convirtieron en una bendición para la evangelización, diciendo: "lo que me ha sucedido más bien ha contribuido al progreso del evangelio" (Fil 1:12).
Pablo no fue el único que soportó situaciones desagradables por la difusión del Evangelio. San Pedro pagó el precio de ser atado y apresado a fin de edificar la Iglesia (ver Jn 21:18-19). Jesús pasó más de treinta años separado de la felicidad de Su unión celestial con Su Padre para que el evangelio pudiera llegar a un mundo perdido.
Como servidores de Dios, estamos "cautivos por Dios para hacer su voluntad" (2 Tim 2:26), y la voluntad de Dios es que todas las personas "se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2:4). Los problemas en nuestra vida son precisamente el medio que Dios usa para un propósito mayor - para difundir su Palabra. Digamos con Jesús, Pedro y Pablo: "lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envió" (Jn 5:30).
Oración: Jesús, yo preferiría soportar años de sufrimiento por Ti y Tu Palabra que vivir con comodidad sin Ti (ver Sal 84:11). Te doy mi vida para que Tus ovejas se puedan alimentar (Jn 21:15-17).
Promesa: "Cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados" (Sal 103:12).
Alabanza: Los santos Marcelino y Pedro, mártires por Jesús, ministraban a sus compañeros de prisión.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de marzo de 2017.
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