Hoy necesitamos gente como san Juan Bautista (ver Mc 6:17). Necesitamos hombres y mujeres valientes que hablen la verdad con amor (Ef 4:15) y defiendan la pureza. Necesitamos cristianos maduros, no "niños en Cristo" (1 Co 3:1) "sacudidos por las olas y arrastrados por el viento de cualquier doctrina, a merced de la malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error" (Ef 4:14).

¿Cuán maduro o inmaduro estás en la vida cristiana? Entre los muchos signos de madurez están los siguientes:

• Una conciencia de ser llamado por Dios (ver 1 Co 1:1, 2). ¿Ves la vida como muchas llamadas integradas de Dios?

• Un profundo deseo de santidad (ver 1 Co 1:2). ¿Tienes hambre y sed de justicia y santidad más que por placer o cualquier otra cosa? (ver Mt 5:6)

• Una actitud de gratitud (ver 1 Co 1:4). ¿Das gracias a Dios continuamente, siempre y por todo? (Ef 5:20)

• Una expectativa esperanzadora del día del Señor (1 Co 1:7, Mt 24:42), cuando Jesús regresará y todos serán juzgados.

Usando estas cuatro pautas, comprueba tu nivel de madurez. Dale gracias al Señor por la madurez que tienes. Arrepiéntete de no ser más maduro. Pide al Espíritu Santo que te santifique, es decir, "llegar a la perfección y a la madurez, sin que te falte nada" (Stg 1: 4).

La vida es muy desafiante. El Señor tiene un plan asombroso para tu vida. Satanás te odia y trata de arrastrarte al infierno. Vas a enfrentar enormes desafíos. Necesitarás toda la madurez posible. Crece rápida y profundamente en madurez.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de mayo de 2017.

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