¿Cuántos gigantes has matado? Si la respuesta es "ninguno", hazte otra pregunta: "¿cuántos gigantes haz combatido?" Generalmente la respuesta a la segunda pregunta es la misma que a la primera. No hemos matado a gigantes porque no hemos tenido la fe, valentía y amor de combatirlos.

Todos los hombres del ejército israelita se negaron a luchar contra el gigante Goliat. "David dijo a Saúl: 'No hay que desanimarse a causa de ese; tu servidor irá a luchar contra el filisteo'. Pero Saúl le respondió a David: 'Tú no puedes batirte con ese filisteo' " (1 Sm 17:32-33). Si nos ofrecemos para luchar contra un gigante, los que están temerosos nos menospreciarán para justificar su miedo.

Sin embargo, nuestra respuesta no debe centrarse en defendernos acusando a los temerosos, ni midiendo el tamaño de los gigantes. Debemos centrarnos en el Señor para destruir gigantes. Así, estas fueron las palabras de David ante Saúl: " 'El Señor…me librará de la mano de ese filisteo' " (1 Sm 17:37). También, cuando el gigante Goliat lo insultó, maldijo y amenazó, David respondió: " 'voy hacia ti en el nombre del Señor' " (1 Sm 17:45). David terminó su discurso proclamando: " 'esta es una guerra del Señor y Él los entregará en nuestras manos' " (1 Sm 17:47).

Para combatir a un gigante, tienes que luchar contra uno. Para luchar contra uno, no debes centrarte ni en el gigante, ni en ti mismo ni en cualquier otro. Fija tus ojos en el Señor Jesús (ver Heb 12:2).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.

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