amar a pesar de todo
"¡No por nada teme Job al Señor!" (Job 1:9).
Job era el hombre más santo en toda la tierra. "No hay nadie como él sobre la tierra: es un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y alejado del mal" (Jb 1:8). Como él estaba siempre listo a recibir las gracias de Dios, recibió de Dios una linda familia y muchas bendiciones, tanto que Satanás lo acusó de servir a Dios por los beneficios y no por un amor a Dios desinteresado y puro. Dios permitió que Job pudiera probarle a Satanás que estaba equivocado, permitiendo que Satanás le destruyera su familia y todos los bienes de Job en un solo día. Pero Job siguió fielmente amando a Dios a pesar de toda la adversidad, y proclamaba: "El Señor me lo dio y el Señor me lo quitó: ¡bendito sea el nombre del Señor!" (Jb 1:21). Job servía al Señor no por beneficios temporales (ver Jn 6:27), sino por verdadero amor. Las razones por las cuales Job servía al Señor no eran por motivos interesados, sino por motivos rectos y puros. Job amaba a Dios incondicionalmente, como Dios lo amaba a él.
¿Por qué eres cristiano? ¿Amarías al Señor aunque no hubiera ni cielo ni infierno? ¿Continuarías amando a Dios aunque Dios permitiera que tu esposa y tus hijos murieran trágicamente? ¿Amarías a Dios aunque Él permitiera que sufrieras adversidad en vez de prosperidad? ¿Alabarías a Dios aun en la confusión de que los sufrimientos de tu vida fueran tal vez permitidos por Él? ¿Estarías dispuesto a decir: "Porque la higuera no florece, ni se recoge nada en las viñas; fracasa la cosecha del olivo y los campos no dan alimento; las ovejas desaparecerán del corral y no hay bueyes en los establos. Pero yo me alegraré en el Señor, me regocijaré en Dios, mi Salvador"? (Hab 3:17-18)
Mira a Jesús en la cruz. Ama a Dios incondicionalmente.
Oración: Padre, que mi amor por Ti sea puro. Haz todo lo que sea necesario para purificar mi amor por Ti.
Promesa: "El que recibe a este niño en Mi Nombre, me recibe a Mí, y el que me recibe a Mí, recibe a Aquel que me envió; porque el más pequeño de ustedes, ese es el más grande" (Lc 9:48).
Alabanza: Santa Teresita se ofrecía a sí misma al amor misericordioso de Jesús. Y le pedía al Señor que le diera la misericordia que otros rechazaban.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de mayo de 2018
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