chistes sucios
"En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos" (Efesios 5:3).
Muchas personas consideran que han hecho todo bien mientras no cometan adulterio o fornicación. Sin embargo, la Biblia nos dice que seamos puros como Jesús fue puro (1 Jn 3:3), sin siquiera mirar con lujuria (Mt 5:28) o mencionar alguna impureza sexual. Basta con los chistes sucios y la gran mayoría de programas y anuncios de televisión.
El Señor considera nuestros cuerpos templos del Espíritu Santo. Él es el dueño de nuestros cuerpos, incluyendo nuestra sexualidad, porque Él pagó por ellos con Su sangre (1 Co 6:19-20). No obstante, Él generalmente no ejercita Su derecho de posesión sobre nuestros cuerpos. Al contrario, Él libremente nos llama a ofrecer nuestros cuerpos a Él como sacrificios vivos (Rom 12:1). Jesús quiere tu cuerpo y te llama a la pureza. Él ama a tu cuerpo tanto, que Él lo elevará entre los muertos, lo glorificará y lo llevará a los cielos para estar con Su Cuerpo por siempre.
Nuestros cuerpos pueden estar limpios y volar lejos, o pueden estar sucios y unidos a la tierra. Deja que Jesús ame tu cuerpo. Entrégale tu cuerpo y sexualidad a Jesús.
Oración: Jesús, me arrepiento de los pecados sexuales. Quita la culpa. Que pueda ser puro y sentirme limpio.
Promesa: "Esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?" (Lc 13:16)
Alabanza: Pedro le pidió permiso al padre de la chica con la que estaba interesado en salir antes de pedírselo a ella.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de mayo de 2018
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