A lo largo de la historia de la Iglesia, numerosos mártires han testificado en sus juicios que eran cristianos, que no temían a nadie más que a Dios y que preferían morir antes que renunciar a su Señor y Salvador Jesucristo. La mayoría de nosotros no tendrá que testificar ante los gobernantes y los poderes que intenten forzarnos a negar a Jesús o morir. Algunos de ustedes pueden estar obligados a hacerlo; pueden ser inspirados con las palabras de Jesús en la lectura del Evangelio de hoy.

No obstante, la mayoría de nosotros somos juzgados varias veces por semana en el tribunal de la opinión pública. Estos "juicios" se llevan a cabo en la tienda de comestibles, en la oficina, en la escuela e incluso en edificios de la Iglesia. A este tipo de juicio repetido se le ha llamado "martirio blanco", una forma no sangrienta de ser sometido a juicio repetidamente por nuestra fe en Cristo. Esto puede ser agotador, pero Jesús nos dice: "Gracias a la constancia, salvarán sus vidas" (Lc 21:19).

Por lo tanto, confíe completamente en el Espíritu Santo. Que el Espíritu irradie en tu tiempo de prueba como lo hizo con San Esteban, el primer "mártir rojo" cristiano. A lo largo de su juicio, su "el rostro de Esteban parecía el de un ángel" (Hch 6:15). A medida que se acerca la Navidad, con frecuencia escucharemos la canción "Blanca Navidad". Cuando escucho esa canción, estaré soñando con una Navidad Blanca, con un ejército de mártires blancos que llevarán al mundo al Cristo de la Navidad. ¡Ven, Señor Jesús! (Ap 22:20)

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de mayo de 2018

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