el dios saltante y cantante
"¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a causa de ti" (Sofonías 3:17).
Ayer escuchamos que el rey Ajaz estaba cansando a Dios (Is 7:13). Hoy nos imaginamos a Dios "saltando por las montañas, brincando por las colinas" (Cant 2:8), y cantando por nosotros (Sof 3:17). Podemos (por así decirlo) hacer a Dios jubiloso o triste.
El propósito de la Navidad no es que seamos felices; más bien, es para que nosotros hagamos feliz a Dios, incluso jubiloso. No es lo que "obtenemos en la Navidad", sino lo que Dios "obtiene para Navidad". Le damos a Dios lo que quiere y lo hacemos feliz dándole nosotros mismos, nuestras vidas y nuestro amor, e invitando a otros a hacer lo mismo.
Entonces, cuando Dios te vea cantando villancicos, Él querrá cantar contigo y cantar por ti. En consecuencia, da tu vida y amor a Él total y más profundamente. Con docilidad, recibe el único y verdadero Espíritu de Navidad: el Espíritu Santo. Regocíjate en el Espíritu y con el Espíritu.
Oración: Padre, que pueda hacerte saltar de alegría.
Promesa: "Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor" (Lc 1:45).
Alabanza: "Oh Aurora radiante, Esplendor de la luz eterna, Sol de justicia: Ven, resplandece sobre los que habitan en la oscuridad y en la sombra de la muerte".
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de junio de 2018
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.