lenguaje corporal
"Quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre" (Hebreos 10:10).
En las liturgias de Navidad, en cientos de naciones, miles de millones de personas mirarán estatuas o imágenes del cuerpo del Niño Jesús. Además, cientos de millones de personas siempre llevan consigo crucifijos que representan el cuerpo crucificado de Jesús. Hay algo asombroso y misterioso en el cuerpo de Jesús.
Cuando el cuerpo de Jesús apenas comenzaba a formarse poco después de que María lo concibió, María tomó el cuerpo de Jesús y "fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo" (Lc 1:39-41). Los primeros días de la presencia del cuerpo de Jesús en la tierra resultaron en una explosión del Espíritu Santo.
Varios meses después, hombres sabios vieron el cuerpo del Niño Jesús y se vieron obligados a darle oro, incienso y mirra (Mt 2:11).
Años mas tarde, miles de personas tocaban "solo los flecos" del manto que cubría el cuerpo de Jesús, "y los que lo tocaban quedaban curados" (ver Mc 6:56).
Hoy, podemos tocar el cuerpo de Cristo de maneras aún más poderosas e íntimas, amando el Cuerpo de Cristo, la Iglesia (ver Ef 5:25ss), y especialmente recibiendo el Cuerpo de Cristo en la Sagrada Comunión. Es por eso que la temporada que comienza mañana se llama "Navidad", porque durante esta celebramos el nacimiento de Cristo.
"¡Feliz Navidad María!" Como María, recibe el Cuerpo de Cristo en tu cuerpo.
Oración: Padre, cuando voy a la Comunión y escucho las palabras el "Cuerpo de Cristo", que nunca sea el mismo.
Promesa: "En cambio me has dado un cuerpo" (Heb 10:5).
Alabanza: "Oh Emmanuel, Rey y Legislador, Deseo de las naciones, Salvador de todos los pueblos, ven y libéranos, Señor Dios nuestro".
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de junio de 2018
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