la tumba del pecado
"Este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos" (Hechos 4:10).
Pedro reconoció al Cristo resucitado cuando se arrepintió de regresar al negocio pesquero (ver Jn 21:3ss). Tres mil personas fueron bautizadas en Cristo resucitado cuando se arrepintieron de su parte en la crucifixión de Jesús por medio de sus pecados (Hch 2:38, 41). La noche después de Su Resurrección, Jesús ordenó a Sus apóstoles predicar a las naciones "la conversión para el perdón de los pecados" (Lc 24:47). Esa misma noche, Jesús encargó a Sus apóstoles el perdonar pecados (Jn 20:23). El arrepentimiento por nuestros pecados es la clave para encontrar al Cristo resucitado. El Sacramento de la Reconciliación es esencial para dar testimonio del Cristo resucitado. Corazones ardientes de contrición y purificación están abiertos al Cristo resucitado (ver Lc 24:32). A los ojos que lloran por el dolor de los pecados se los abrirán para ver al Cristo resucitado.
¡Arrepiéntete! ¡El Rey resucitado del reino se acerca! (ver Mc 1:15) "El salario del pecado es la muerte" (Rom 6:23). El resultado del arrepentimiento es la vida resucitada. Ve a reconciliarte tan pronto como sea posible. Sal de la tumba del pecado a la luz del Cristo resucitado.
Oración: Padre, envía al Espíritu Santo para que me convenza de mis pecados (Jn 16:8).
Promesa: "Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos alcanzar la salvación" (Hch 4:12).
Alabanza: ¡Aleluya! ¡Alaba a Jesús resucitado, Quien es "el Camino, la Verdad y la Vida"! (Jn 14:6)
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 11 de octubre de 2017.
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