negociaciones de tu paz
"Porque Cristo es nuestra paz; Él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba" (Efesios 2:14).
Miqueas profetizó que el Mesías no solo sería pacífico o haría la paz, sino que Él sería la Paz (Mi 5:4). Jesús es el cumplimiento de la profecía de Miqueas, porque cuando Jesús nació, los ángeles cantaron: "Paz en la tierra" (Lc 2:14). Además, Jesús comenzó el Sermón del Monte, la quintaesencia de Su predicación, proclamando: "Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios" (Mt 5:9). La noche antes de morir, Jesús anunció que dejaría la paz a Sus discípulos en Su última voluntad y testamento (Jn 14:27). Teniendo en cuenta todo esto y más, San Pablo llegó a la conclusión de que Jesús "es nuestra paz" (Ef 2:14), que establece la paz (Ef 2:15) y proclama "la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca" (Ef 2:17).
Está claro que Jesús es la paz. ¿Pero es Él tu paz? Para que esto sea así, debemos seguir a Jesús haciendo la paz por medio de la sangre de la cruz (Col 1:20). Para que Jesús sea nuestra Paz, debemos aceptar a Jesús como nuestra Paz, perdonando, amando y reconciliándonos con todos, incluyendo a nuestros enemigos. Hacemos de Jesús nuestra paz en la cruz. Toma la cruz de la paz, tu paz.
Oración: Padre, dame paz en la tierra y en el cielo para siempre.
Promesa: "Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna –oráculo del Señor" (Jer 23:4).
Alabanza: ¡Aleluya! ¡Jesús ha resucitado! Ha vencido al pecado y a la muerte. ¡Aleluya!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 28 de diciembre de 2017.
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