propiedad y vergüenza
"No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención" (Efesios 4:30).
Queremos amar a Dios, el Espíritu Santo, porque somos engendrados del Espíritu (Jn 3:8), estamos llenos del Espíritu (ver Hch 2:4) y nos guía el Espíritu (Gal 5:25). Sin embargo, podemos entristecer o causar pena al Espíritu Santo (Ef 4:30).
Hemos sido sellados con el Espíritu Santo (Ef 4:30). Esto significa que hemos sido marcados o calificados como propiedad de Dios. La obra del Espíritu en nuestras vidas debe ser una expresión exterior de esa marca interior, que a veces se llama un "carácter" (Catecismo, 1272, ver también 1269). Ser sellado con el Espíritu significa la notable ausencia en nuestras vidas de ciertas actitudes humanas naturales tales como "la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad" (Ef 4:31). La ausencia de estas expresiones de nuestra naturaleza caída indica que hemos nacido de nuevo, tenemos una nueva naturaleza y somos poseídos por Dios. Ser sellado con el Espíritu también significa la notable presencia de bondad, compasión y perdón (Ef 4:32). Errar es humano; perdonar y mostrar bondad y compasión incluso a nuestros enemigos es verdaderamente divino. Esto indica que somos propiedad de Dios.
Amamos al Espíritu Santo mostrando que Dios nos posee. Avergonzamos al Espíritu al pretender adueñarnos de nosotros mismos al hacer lo que nos da la gana. No entristezcas al Espíritu.
Oración: Padre, que pueda decir y vivir la siguiente afirmación: "Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en Mí" (Gal 2:19-20).
Promesa: "El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo" (Jn 6:51).
Alabanza: ¡Alabado seas, Señor, por derramar Tu amor sobre nosotros por medio del Espíritu Santo! (Rom 5:5)
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018
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