conversión-conversación
"Por la gracia de Dios soy lo que soy" (1 Corintios 15:10).
El propósito de la vida es convertirse al Señor. Por ejemplo, "El año de la muerte del rey Ozías", Isaías "vio al Señor" en el templo (Is 6:1). Isaías se convirtió. Vio la gloria de Dios, se hizo dolorosamente consciente de su propio pecado, fue perdonado y purificado, y aceptó el llamado de Dios para ser un profeta (Is 6:1ss).
Saúl (Pablo) también se convirtió. Él no vio, pero escuchó al Señor resucitado (Hch 9:4). Se quedó ciego por tres días, durante los cuales oró (Hch 9:8, 12). Entonces Ananías puso sus manos sobre Saúl y lo sanó de su ceguera (Hch 9:17-18). Saúl fue bautizado y quedó lleno del Espíritu Santo (Hch 9:17-18).
Simón Pedro se convirtió cuando Jesús lo ayudó a tener el mejor día de trabajo que haya experimentado (Lc 5:6ss). En su negocio de pesca, nunca había pescado tanto. Simón Pedro sabía que era un milagro. Se dio cuenta de su pecaminosidad (Lc 5:8), "abandonó todo" y se hizo discípulo de Jesús (Lc 5:11).
¿Te has convertido a Jesús? Si es así, ¿estás viviendo en consecuencia? Sé y vive convertido.
Oración: Abba, "envíame" para llevar a otros a la conversión (Is 6:8).
Promesa: "…Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce. Luego se apareció a más de quinientos hermanos al mismo tiempo" (1 Co 15:3-6).
Alabanza: ¡Aleluya! ¡La piedra está movida! ¡La tumba está vacía! Jesús ha resucitado!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018
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