arrojar en la profundidad del mar
"Toda la piara -unos dos mil animales- se precipitó al mar, y se ahogó" (Marcos 5:13).
Jesús quita los pecados del mundo (Jn 1:29). Cuando Él los quita, Él "arrojará a lo más profundo del mar todos nuestros pecados" (Mi 7:19).
Jesús quita tus pecados y los sumerge en el océano. Esos pecados caen a miles de pies de las profundidades del mar, para permanecer allí para siempre. Nadie puede recuperarlos. Se han ido para siempre, y eres libre. En caso de que incluso desees recuperar esos pecados y regresar a tu antiguo estilo de vida pecaminoso (ver Lc 5:39), Jesús colocó un letrero a la orilla del mar que dice "¡No pescar!"
Arrepiéntete de todos tus pecados. Confiésalos al Señor y permite que se los lleve (Sal 32:5; Heb 12:1). No trates de recuperar tus pecados. Déjalos quedarse en el fondo del mar. Cuando el Hijo te ha liberado del pecado, ¡eres verdaderamente libre! (Jn 8:36)
Oración: Padre, gracias por siempre por amarme tanto que enviaste a tu Hijo único para que yo pueda ser perdonado, salvo y liberado para vivir la vida santa, gozosa y obediente de un discípulo.
Promesa: "Dios nos tenía reservado algo mejor, y no quiso que ellos llegaran a la perfección sin nosotros" (Heb 11:40).
Alabanza: Después de quince años lejos del Sacramento de la Reconciliación, Melanie se arrepintió, hizo una confesión completa y ahora es miembro de un ministerio de sanación.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018
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