solo un arbusto ardiente produce fruto
"Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás" (Lucas 13:8-9).
El Señor nos llama a arrepentirnos no solo de los pecados que cometemos sino también de los que omitimos. En la lectura del Evangelio de hoy, Él nos llama a arrepentirnos de no dar fruto, es decir, de no compartir nuestra fe y guiar a otros a una nueva vida en Cristo. Si no producimos fruto espiritual, seremos cortados (Lc 13:9) y arrojados al fuego (Jn 15:6). Llegaremos a un final trágico (Lc 13:3, 5).
Para ser una higuera fructífera (ver Lc 13:6), primero debemos ser una zarza ardiente (ver Ex 3:2). El fuego de la presencia de Dios y Su Palabra debe purificarnos para que podamos ser fructíferos (ver Lc 24:32).
Hoy en todo el mundo, cientos de miles de catecúmenos en la Iglesia Católica están recibiendo la antigua oración llamada "Primer Escrutinio". La Iglesia le pide al Señor que examine (ver Sal 139:23), purifique, cure, ilumine y fortalezca los corazones de estos catecúmenos. La base para el Primer Escrutinio es el capítulo cuatro del Evangelio de san Juan. En este capítulo, Jesús le contó a la mujer samaritana todo lo que ella había hecho antes (Jn 4:29). Ella fue purificada y se hizo fructífera al llevar a la gente de su pueblo a una nueva vida en Cristo.
Pídale al Señor que examine y purifique tu corazón para producir mucho fruto.
Oración: Jesús, apacible y humilde de corazón, haz mi corazón como el Tuyo (Mt 11:29). Produce fruto en mi vida.
Promesa: "Por eso, el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer!" (1 Co 10:12)
Alabanza: ¡Alabado sea Jesús, Hijo obediente del Padre y Señor resucitado!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018
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