citación como testigo
"Los mismos que ahora son Sus testigos delante del pueblo" (Hechos 13:31).
En todos los Hechos de los Apóstoles, el Señor repetidamente nos manda a ser Sus testigos (Hch 1:8, 2:32, 3:15, 10:39, 13:31). Ahora que ya hemos pasado más de la mitad del periodo de Pascua, es apropiado preguntarnos si hemos obedecido al mandato del Señor, de ser Sus testigos. Ojalá, lo hayamos hecho a lo largo de nuestra vida cristiana e incluso más intensamente durante la Pascua.
Si usted fuese citado a ser testigo en un tribunal humano, ¿obedecerías? Si no lo hicieras, enfrentarías cargos judiciales. Cada cristiano está citado diariamente y aun con más frecuencia a ser testigo de Jesús. Si rehusaras obedecer, potencialmente no enfrentarías cargos judiciales, pero si cargos dados por Dios por rechazarle. Debemos ser testigos y obedecer.
El Señor insiste en esto porque Él nos ama tanto, que murió en la cruz por nosotros, y Él quiere que todos nos salvemos por Su muerte (ver 1 Tim 2:4). Para salvarnos debemos aceptar a Jesús como nuestro Salvador, Señor y Dios (ver Jn 20:28). Aquellos que ya lo hicieron son llamados a ser testigos de Jesús e invitar a otros a aceptar a Jesús. Ser testigos de Jesús es parte esencial del plan de Dios. Si amamos a Jesús y al prójimo, debemos ser testigos de Jesús.
Oración: Padre, envíame el Espíritu Santo para darme el poder de ser testigo de Jesús (Hch 1:8).
Promesa: "Nadie va al Padre, sino por Mi" (Jn 14:6).
Alabanza: Elizabeth fue testigo para su familia, por palabra y hecho, después de haberse convertido.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de enero de 2019
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