el tercer mandamiento
"Acuérdate del día sábado para santificarlo" (Éxodo 20:8).
El Señor nos ordenó que guardáramos como santo el sábado de la alianza, es decir, el domingo. ¿Te acuerdas? ¿Consideras ese día especial? ¿Solo vas a la misa el domingo? Si Jesús no es "dueño también del sábado" (ver Mc 2:28), entonces Él no es dueño de tu vida. Si Él no es Señor de todo, no es Señor.
La palabra del Señor sobre el Día del Señor para mucha gente ha caído al borde del camino. No entendemos lo que Dios ha sembrado en nuestras mentes, y es así que el diablo viene a quitárnoslo (Mt 13:19). Algunos sí solíamos observar el Día del Señor. De hecho, era el día más feliz de la semana. Empero, dejamos todo eso a la medida en que nuestra sociedad cambiaba. Nos faltó raíz profunda (Mt 13:21). Algunos todavía creen en mantener santo el domingo; no obstante, las presiones de trabajo, el atractivo de centros comerciales y el hechizo de la televisión (especialmente el fútbol profesional) lo han ahogado (Mt 13:22).
Sin embargo, queda un remanente que obedece al tercer mandamiento, y darán fruto multiplicado "ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno" (Mt 13:23). ¡El que tenga oídos, que oiga! (Mt 13:9).
Oración: Padre, dentro de dos días, que pueda obedecer el tercer mandamiento en Espíritu y verdad. En este momento, que pueda comenzar a prepararme para el domingo.
Promesa: "En seis días el Señor hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero el séptimo día descansó. Por eso el Señor bendijo el día sábado y lo declaró santo" (Éx 20:11).
Alabanza: Santa Ana y su hija, la Santísima Virgen María, son las dos únicas mujeres en la historia que llevaron en su vientre a niños concebidos inmediatamente.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 12 de diciembre de 2018
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