Santo Tomás es conocido por su duda. Sin embargo, Tomás no fue el único en el círculo de Jesús que dudaba (ver Mt 28:17; Lc 24:21ss). Aunque Tomás luchaba con la duda, no era ningún miedoso. Él fue lo suficientemente valiente como para exhortar a sus compañeros apóstoles a seguir a Jesús a Jerusalén, "a morir con Él" (Jn 11:16). Tomás se perdió la primera aparición de Jesús después de la Resurrección. ¿Sería porque fue el único apóstol que no se había encerrado en la sala superior por miedo?

Santo Tomás parece haber entendido profundamente las palabras de Jesús: "No temas, basta que creas" (Mc 5:36). Él evangelizó hasta la India. Hace unos años, de vacaciones, asistí a una misa celebrada por un sacerdote de la India. Su ciudad en India había sido visitada por santo Tomás, y la devoción a santo Tomás persistía en esa ciudad 2000 años después. Ningún apóstol evangelizó a tantas millas de Jerusalén como lo hizo Tomás. Su combinación de fe y fortaleza es un gran ejemplo para nosotros hoy.

Jesús no criticó a Tomás por su duda. Más bien, Jesús le tomó la mano y la acercó hacia Él. Del mismo modo, Jesús todavía hoy nos acerca, especialmente en la Eucaristía. Jesús nos ama a cada uno de nosotros tal como somos, pero nos ama demasiado para dejarnos permanecer como estamos. Como santo Tomás, deje que Jesús te acerque la mano sin duda ni temor sino con fe y coraje.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 12 de diciembre de 2018

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