La Iglesia nos prepara para la Navidad de Cristo proclamando a Jesús que sana a los ciegos (ver Is 29:18; 35:5). Esto se aplica no solo a los ciegos físicamente, sino especialmente a los ciegos espirituales, que han sido cegados por la oscuridad del pecado (ver 1 Jn 2:11) y "el dios de este mundo" (ver 2 Co 4:4). La causa de la ceguera espiritual es el pecado, y somos liberados de la ceguera espiritual por el arrepentimiento. Cuando pecamos, es como si tomáramos un cuchillo y nos apuñaláramos los ojos con él (ver Is 29:9). Cuando nos arrepentimos y nos confesamos, es como tener una operación en la que nuestra vista es restaurada.

   Los ciegos físicos podrán ver a Cristo esta Navidad a través de los ojos de la fe, pero los ciegos espirituales no pueden tener una verdadera Navidad porque no pueden ver al Cristo de la Navidad. La ceguera espiritual es una condición especialmente patética no solo porque estamos cegados a Cristo y a la Navidad, sino porque estamos ciegos a nuestra ceguera. Solo a través de una intervención de Jesús nuestro Salvador podemos ver nuestra ceguera y pedir ayuda. Dile a Jesús: "Maestro, que yo pueda ver" (Mc 10:51). Jesús nos sanará y nos dará el regalo de Navidad que hace posible que tengamos la Navidad.

Rescripto:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

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