métodos de pago
"¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!" (Lucas 14:14).
A Jesús no le preocupa que recibamos pago por nuestras buenas acciones. Todos recibiremos el pago por nuestras acciones. Dios padre quiere reembolsarnos personalmente en nuestra resurrección (Lc 14:14). Algunos tendrán la impresión de que Dios espera nuestro servicio ahora y que nos pagará después. ¿Pero cuándo vendrá nuestro pago? En su amor, Dios nos reembolsa hasta cierto punto durante nuestro tiempo en la tierra. En su Plan de vida abundante Él "ha puesto en nuestros corazones las primicias del Espíritu [Santo]" (2 Co 1:22).
Una vez que recibimos el Espíritu Santo, vendrán momentos en que enfrentaremos oposición y tendremos que aceptar el sufrimiento que esto implica. Luego viene el segundo pago en la tierra. Santa Teresa de Ávila comentado una vez a Dios: "¡Qué tan cierto es, quien trabaja para usted es pagado en apuros! Y qué pago tan precioso es si entendemos su valor." Para leer la letra pequeña en los términos de este segundo pago, lee Eclesiástico 2:1, 2 Timoteo 3:12 y Santiago 1:2-4.
Como siempre, el Señor quiere purificar nuestros motivos para servirle. Si esperamos que nos paguen en la moneda de este mundo, no debemos "esperar ninguna recompensa de" el Padre (Mt 6:1).
"¿Quién le dio algo, para que tenga derecho a ser retribuido?" (Rom 11:35). Dios no nos debe nada. Sin embargo nadie puede dar más que Dios. Es verdad, puede pagarnos con toda una vida de problemas. "No pierdan entonces la confianza [en Dios], a la que está reservada una gran recompensa" (Heb 10:35). "Ustedes estén alerta para no perder el fruto de sus trabajos, de manera que puedan recibir una perfecta retribución" (2 Jn 8).
Oración: Padre, que pueda servirte no por recompensa, sino simplemente porque te amo con todo mi corazón.
Promesa: "El Señor escucha a los pobres" (Sal 69:34).
Alabanza: San Carlos aconsejó a otros meditar para "encontrar la fuerza para hacer que Cristo nazca en nosotros mismos y en los demás".
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de junio de 2013
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