una batalla de voluntades
"Nuevamente el Espíritu de Jesús no se los permitía" (Hechos 16:7).
El Espíritu Santo le impidió a Pablo y Silas proclamar el Evangelio en la provincia Asiática (Hch 16,6). El Espíritu también los previno de ir a Bitinia (Hch 16,7). Igualmente hay ocasiones en que el Espíritu no está de acuerdo con nuestros planes; por lo que nos previene de hacer las cosas "a nuestra manera".
En momento en que el Espíritu Santo nos dice y nos demuestra que estamos equivocados, nos vemos tentados a mentirle (Hch 5,3). Queremos rechazarle o por lo menos detenerle (1Tes 5,19), y entristecerle (Ef 4,30) porque el Espíritu no se conforma a nuestras vidas. Verdaderamente, el Espíritu quiere sumergirnos en su Vida divina; Él es Dios y actúa como tal. Pero a pesar de esto vemos como, a través de generaciones, algunos de nuestros familiares se han opuesto a su voluntad (Hch 7, 51).
En dos semanas la Iglesia celebrará la Fiesta de Pentecostés. Para recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, tenemos que estar dispuestos a cambiar nuestros planes, negarnos a nosotros mismos, arrepentirnos, aceptar ser odiados por el mundo (Jn 15,18), y posiblemente sufrir por amor a Cristo. ¿Cómo celebrarás Pentecostés?
Oración: Padre, que la vida en el Espíritu sea más importante para mí que mi vida terrenal.
Promesa: "Sino que yo los elegí y los saque del mundo," (Juan 15,19).
Alabanza: Elena, de diecisiete años de edad, decidió dedicar su vida a Jesús participando en los ministerios de música, grupo de jóvenes, asistiendo Misas diarias y visitando semanalmente al Santísimo Sacramento.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de diciembre de 2012
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