Todos hemos recibido algún tipo de "crítica constructiva" en algún momento de nuestra vida. Esto tiene mucho valor cuando el que la recibe tiene un corazón humilde y no reacciona defensivamente. Pero, ¿qué resulta más poderoso, la crítica o la inspiración? La palabra de Dios nos pide "que a diario y 'en todo momento' nos demos animo unos a otros para que no se nos endurezca el corazón a causa de los engaños del pecado" (Heb 3:13).

¿A quién debemos de seguir como nuestro modelo para inspirar? "Había un levita de Chipre a quien los apóstoles le dieron el nombre de Barnabás, (que significa 'hijo de la inspiración')" (Hch. 4:36). San Barnabás realmente entendía la importancia de inspirar a los demás. Dios coloca "a personas con cualidades especiales para dar servicio a los creyentes y construir el Cuerpo de Cristo" (Ef. 4:12).

¿De qué manera estamos utilizando nuestro tiempo aquí en la tierra? San Barnabás no tiene el monopolio de compartir una palabra de inspiración. Piensa en los hermanos y hermanas en Cristo quienes te animaron a que llevaras "una vida digna del Dios que los llamó a su Reino y a su gloria" (1Tes. 2:12). Dónde estaríamos algunos de nosotros si no tuviéramos personas que nos inspiren?

"El regalo que has recibido dalo como regalo" (Mt 10:8).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013

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